Hablar de casas enfermas es una forma de definir un espacio que por sus Condiciones “energéticas” en vez de ser neutro, nos desgasta día tras día. Muy a menudo con el absoluto desconocimiento de sus habitantes.Personalmente siento desde hace tiempo la necesidad de compartir mis experiencias de trabajo después de años como Domoterapeuta pensando que eso permitirá ayudar a identificar situaciones a muchos de los lectores que quizás viven en un lugar insano y lo ignoran.
Vivir en un sitio así supone que nuestro cuerpo ha de hacer un esfuerzo día tras día para defenderse de un entorno que en vez de ser “un santuario” donde descansar y regenerarse se convierte en un lugar hostil con el correspondiente desgaste energético pagando a veces un precio muy alto como consecuencia de todo ello.
A menudo me encuentro en casas con personas más “sensitivas” que sospechan que algo no está bien pero no tienen las herramientas para saberlo identificar o corregirlo. En el fondo pienso que todos si prestamos atención podemos ser capaces de identificar esos signos. Si bien es cierto que el mejor diagnóstico y la solución nos la aportara un experto Domoterapeuta .
Te has preguntado alguna vez ¿cómo te sientes en tu casa? O mejor dicho ¿Cómo sientes tu hogar? Y no me estoy refiriendo a cuestiones estéticas.
Estamos hablando siempre de cosas que no se ven, las afectaciones electromagnéticas, las corrientes de agua subterráneas y otras geopatías o la incidencia de las afectaciones históricas del lugar impregnadas en el terreno y en la “piel del edificio” son los causantes principales de todo ello.
Cuando entro a trabajar en un espacio que no está bien puedo tener distintas sensaciones. No estoy en condiciones de asegurar que todo el mundo vaya a sentir exactamente lo mismo que yo, pero en mi caso es así.
Si prestas atención a tu cuerpo en alguno de estos sitios quizás identifiques lo que comparto aquí. O directamente reconozcas lo que sientes en tu casa.
Lo que me resulta más llamativo en un lugar afectado es una sensación como de falta de aire Ni que sea verano y estén todas las ventanas abiertas se manifiesta esa sensación en la zona del plexo solar que me hace respirar de forma más parecida a un estado de ansiedad. Son respiraciones cortas, incompletas, no consigo respirar relajada y profundamente.
A veces eso sucede solo con entrar en la vivienda y en otras acontece al cabo de unos minutos de entrar en el lugar, no es ansiedad pero se le parece mucho. La sensación favorece la aceleración del ritmo cardíaco poniendo condiciones para una posible taquicardia.
Dependiendo de la gravedad de la situación y del tiempo que me entretengo en hacer las convenientes explicaciones a los habitantes eso se convierte en algo cada vez más físico sintiendo un pinchazo en la zona del plexo como si me estuvieran clavando algo que si dura mucho rato me acaba dejando dolorido hasta después de terminar.
Paralelamente a esto hay una sensación de embotamiento en la cabeza y se hace difícil la concentración en lo que hago. El lugar favorece la dispersión.
En ocasiones quizás más graves la sensación baja hacia la zona del estómago, cuando eso sucede además de revolverse mi estómago llego a tener náuseas y se puede llegar a hacer difícil controlar las ganas de arrojar.
Recordemos que no en vano las geopatias estresan nuestro sistema digestivo facilitando y haciendo una sinergia en la aparición de las intolerancias alimentarias que siempre tienen una gran relación no ya únicamente con lo que comemos sino en cómo esta nuestro hogar.
Y eso persiste justo hasta el momento de completar la faena. Quizás lo que cuento puede parecer mágico pero es así y se repite en cada escenario de trabajo hasta que al acabar mágicamente desaparece. Esa es mi gran satisfacción.
Evidentemente aquellos que viven en casas así no tienen por qué tener el mismo nivel de sensibilidad que yo para notar todo esto porque además de estar ”endurecidos y adaptados” al sitio, ese factor siempre es personal y es normal que a unos les puede afectar más que a otros.
Por suerte para mi yo solo me expongo a ello unas horas, pero siempre me digo a mi mismo: ….si yo estoy así…. Yo no podría vivir en un lugar como ese…..Lo que está claro es que no lo pasan bien aunque irremediablemente quizás se hayan “endurecido” para soportar esas condiciones pero la pregunta es ¿a qué precio para su salud?....
Quizás el titular pueda resultar alarmante y hasta alguien pueda pensar que sea incluso exagerado pero en mi experiencia de trabajo puedo confirmar que he conocido gran cantidad de ellas y que aunque con diferencias en la gravedad es muchísimo más frecuente de lo que imaginamos.
Ante todo quiero transmitir un mensaje siempre positivo pues todo de lo que hablo es 100% solucionable en una sola sesión de Domoterapia, esta es desde la más absoluta humildad mi experiencia en ello.Francesc Garrigós.
Especialista Domoterapeuta.
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