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La era tecnológica, por Montserrat Balada




En estos tiempos en los que las nuevas tecnologías avanzan a una velocidad de vértigo, descubres que esa es la misma velocidad en la que la humanidad se está desconectando de su SENTIR.
Rodeados de medios tecnológicos que nos facilitan cada día más nuestra vida cotidiana, aparentemente, nos dispersamos, desviamos y olvidamos de uno de los tesoros más valiosos que poseemos: SER HUMANOS.

La facilidad, la comodidad y sobre todo el confort nos desvía de los verdaderos potenciales que todos poseemos, alejándonos en lugar de acercarnos a nuestra verdadera esencia.

Confundidos y aturdidos por tanta información o desinformación que nos rodea, nos cuesta discernir que es real y que no es real, que creer y que no creer, que es verdadero y que es falso.

En un mundo de dualidad y separación, principalmente en nuestra mente, vivimos de acuerdo a lo que está establecido o bien a lo que se supone que tenemos que hacer, decir y sobretodo ser.

Que hace que la humanidad en lugar de estar mejor que nunca, más sana, más próspera y más feliz esté más perdida, confusa y lo más importante desconectada de ella misma?

Siento que la era tecnológica nos está alejando cada vez más en lugar de acercarnos, desde hace un tiempo mandamos besos y abrazos por escrito, acariciamos, incluso en ocasiones, nos relacionamos íntimamente por escrito. Al hacer esto, lejos queda el contacto, el roce, el sentir, la sensación agradable y placentera de experimentar desde el contacto directo en presencia del otr@.
Quizás hemos olvidado que el aprendizaje viene a través de la experiencia, y que sin experiencia no hay aprendizaje, que puedes ser un experto en redes sociales y en nuevas tecnologías pero, a pesar de que te va a ser muy útil, lo será en una vida virtual en una realidad que se encuentra en “la nube” y es importante tener en cuenta que no fracasamos en la vida por no saber cómo funcionan las tecnologías sino por la falta de afecto.

Lo mismo que nos une nos separa, y ese es el gran reto de la humanidad en estos momentos, no permitir que la comodidad y el confort de lo tecnológico nos alejen de nuestro corazón, de nuestra vitalidad (entendiendo que la vitalidad viene del corazón) y de SENTIR la vida que nos rodea.
Nos guste o no, vivimos en mundo de dualidad y separación puesto que ese es el modelo con el que hemos sido educados y domesticados, el gran desafío de “la nueva era” unir lo que está separado, lograr la coexistencia dentro de la separación para crear una nueva forma de experimentar la vida desde un estado de neutralidad en la que tu energía simplemente va a apoyar lo que quieras lograr sin la separación de positivo, negativo, bueno, malo o éxito y fracaso…
Teniendo en cuenta la dualidad y separación a la que nos hemos visto sometidos, una de las grandes divisiones de las cuales nos estamos olvidando, gracias a la tecnología, es la gran pregunta: mente o corazón, saber o sentir.

Cuando te abres a la Escucha de las personas que te rodean, detectas algo muy interesante, la mayoría de las personas saben lo que tienen y saben porque les pasa, sin caer en la cuenta, de que si ese fuera el verdadero problema ya lo hubieran resuelto.
Pensar que sientes, no es sentir, pensar que amas no es amar, pensar que sabes todo lo que te ocurre no tiene por qué ser necesariamente cierto.

Hay estudios muy interesantes sobre la distorsión de la percepción en tu realidad que determinan que, en función del circuito cerebral que se haya puesto en funcionamiento, activará un circuito inferior gobernado por la amígdala cerebral que te llevara a experimentar una realidad amenazante, insegura para sobrevivir, viviendo desde lo que podríamos llamar una conciencia inferior.
En cambio en un estado de coherencia, en el que tu corazón y tu cerebro están sincronizados generando un estado de equilibrio y bienestar tu realidad será gobernada por el cerebro del corazón, creando así un estado de conciencia superior a través del cual la percepción de la realidad será totalmente opuesta al estado anterior.

Entonces, ¿el corazón o la cabeza? Las dos, integrando una con la otra y viceversa. Partes separadas en la ficción pero conectadas y trabajando sincrónicamente en una posible realidad si así elegimos que sea, esa conexión, nos permite llegar a un estado neutro de coherencia en el cual llegamos a experimentar el equilibrio y con ello el bienestar. Demasiado racionales o demasiado emocionales, creamos nuevamente la dualidad y la separación lo que nos lleva, nuevamente, a dividir nuestras fuerzas en lugar de que trabajen juntas y al unísono.

Tampoco, a su vez, es tan difícil que nos hayamos alejado e incluso, por momentos, haber olvidado que somos humanos y que hemos venido a hacer y lo más importante nuestras cualidades, si como modelo, nos enseñan y/o nos muestran a adorar a Cristo en la cruz en lugar de mirar y aprender de su enseñanza, la cual llevó a cabo durante el recorrido de su vida.

Modelo que nos distorsiona y nos dispersa de valores sobre los que apoyarnos y en lugar de honrar el “sagrado corazón” como él nos mostraba, crecemos y creemos que él ya pagó el pecado por nosotros, así que la cruz es el final del viaje, cuando la enseñanza estaba en el camino recorrido no en el destino final.

Siento que SER humano implica mucho más de lo que nos dicen, nos han explicado e incluso hemos estudiado y aprendido, por lo que te invito herman@ a que recuperes tu bien más preciado: SIENTE, VIVE y sobretodo EXPERIMENTA. Cáete y levántate, ríe y llora, ama y sueña pero sobre todo nunca olvides que SER DEPENDIENTE no es una manera de SER.





Montserrat Balada
Terapeuta holística y sensitiva
Creadora y formadora de Sistema MON-SA
www.mon-sa.com
espai.monsa@gmail.com
Móvil 696 43 10 53





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