Sentir el arte, sentir la vida, Por Jordi Guillén Montaño-

Sentir el arte, sentir la vida

En nuestro día a día hay muchas cosas que podemos ver, oír, tocar, palpar degustar, intuir, sentir etc. Según experimentamos e interpretamos nuestra vida cotidiana con nuestros sentidos, así será el color de nuestra existencia. Darnos cuenta de cómo procesamos la existencia mediante los sentidos (externos e internos) nos permitirá comprender nuestro camino teniendo la oportunidad de vivir una vida más plena. Es realmente importante llegar a comprender que nuestra naturaleza sensorial es de vital importancia en este camino llamado vida, si somos conscientes de ello podremos dominar los aspectos que nos lleven a alcanzar una mayor salud física, mental y espiritual. Como he mencionado anteriormente poseemos la naturaleza corporal de los sentidos, pero no debemos olvidar que también somos seres con emociones, con sentimientos y con una espiritualidad que puede permanecer aletargada o en cambio podemos ser completamente conscientes de ella, si así es estaremos sanando los procesos mentales densos y las emociones malsanas para tener la oportunidad de sentir la vida en toda su plenitud. Esta expansión de los sentidos y este proceso de expansión de la conciencia es una característica que pretendo plasmar en mis pinturas, estoy completamente convencido que así podré llegar con más facilidad a las personas que se acerquen a mi obra y podré compartir con ellos algunos de los infinitos secretos de la existencia.

Tenemos que aprender a contemplar y sentir “lo invisible”, pero no como algo diferente o apartado de nuestra propia naturaleza humana, sino como algo de lo que procedemos y dependemos, pues sin ello nuestras vidas se marchitarían y acabarían por desaparecer. Es hora de investigar en la existencia para desvelar sus secretos. Este nuevo modo de vivir y sentir, es el de la mirada intuitiva del corazón, y cuando así se hace, emergen las luces de los significados reales de la vida y llegamos a la conclusión de que no estamos solos, que todo está unificado en una única Realidad, de la que procedemos y a la que un buen día volveremos. Si ponemos esta mirada en práctica nos daremos cuenta que al contemplar un almendro en flor estaremos observando mucho más que un árbol florecido, estamos observando el despliegue del Universo en toda su plenitud. Si vemos y sentimos este almendro con el corazón, hemos transcendido su mera forma y color, y ahora apreciamos sus secretos, porque, en definitiva, está hecho con la misma esencia que se alberga en nosotros. Todo el macrocosmos está en cada pétalo del almendro y en cada célula de nuestro organismo, aspecto que pretendo plasmar desde mis geometrías, desde mis veladuras, desde mis transparencias y desde todos aquellos aspectos de mi obra, tanto a nivel conceptual y o a nivel formal, que transportan al espectador a una conciencia intuitiva y metafísica.

Mi manera de vivir, sentir y entender el arte es concebida para encontrar esa esencia conciencial que fluye en el Universo y en todos nosotros y así poder crear formas, momentos y mundos espirituales tan necesarios en nuestra pintura. Mi proceso de creación se basa en saber transformar creativamente mis momentos de inspiración para inicialmente desde mi realidad interior y seguidamente desde lo formal, poder conseguir instantes de máxima expresión pictórica. Si mi pintura pasa por estos dos estados, resultará ser poseedora de un significado especial que el contemplador sabrá intuir, descubrir o interpretar.